viernes, 22 de abril de 2011

Cruzando el charco

Voy a comenzar hablando de lo difícil que es escribir sobre temas que son fáciles de hablar, así no se tenga la razón y la cabeza no colabore y los chantajes del señor tiempo abunden por éstas alturas. Mientras tanto la tuna de la Faculdade de Letras de la Universidade do Porto se cuela por la ventana con sus castañuela, tamboras y voces apanderetadas, en complicidad calurosa con la primavera que viene navegando río adentro por el Duoro, agachada mientras cruza bajo el Puente da Arrábida y el escándalo de las gaviotas le cede el paso a los bostezos del océano nocturno. Casi dos años fuera del país. Montón de cosas nuevas que jamás imaginé existieran. Un tiovivo de emociones. Expectativas cumplidas, otras no tanto.  Reviso mi cuenta del facebook y entre chismes, fotos sugestivas y un video de Ismael Serrano releo lo escrito por Glorita. Se siente bien tener de vez en cuando mensajes del otro lado del charco, sobre todo cuando en tierra extranjera eres tú y tu computador enfrentados contra el mundo, entre libros y anotaciones, entre hojas sueltas y enlatados, escuchando el consejo de la noche, aferrado al flotador de tus convicciones mientras otro día monta vuelo y tres líneas escritas son el resultado de una jornada «productiva».

Pensar que las noticias colombianas atraviesan el océano al ritmo que se suceden es un error. Aquí solamente se sabe de Colombia cuando se han descubierto cargamentos de coca con locombianos implicados, o cuando la guerrilla secuestra extranjeros, o cuando la selección de fútbol gana copas de mundo. Durante el año que viví en Francia, la televisión de ese país mostró como mucho dos minutos de noticias que tenían que ver con Colombia. Mientras El Espectador y El Tiempo mostraban en primera plana, y a grandes titulares, la visita de Santos a Sarkozy, en los noticieros y principales periódicos franceses el tema fue inexistente.

Respecto a lo que sentimos estando fuera, no exageraría al escribir que cualquier locombiano en tierra extranjera, cuando participa de charlas con gente de otros países y se hace inventario de lo que cada quien tiene, hace acopio de lo que antes le resultaba desdeñable. Como por ejemplo el vallenato, género musical nuestro, autóctono, con el cual identificarnos.

Las diferencias de nuestros sistemas educativos son sustanciales, aunque para mí existan semejanzas sospechosas que no detallaré. En Francia, estuve viviendo en Reims, una ciudad con mucha historia, cuna del famoso pedagogo Juan Bautista de la Salle. Como parte de mi práctica de investigación tuve la oportunidad de frecuentar dos liceos. El Marc Chagall y el Clemenceau, liceos públicos con unas instalaciones sobrecogedoras. Dotados de diversos gimnasios y residencias estudiantiles, para alumnas y alumnos procedentes de otras ciudades de la misma región. Región famosa por la champaña. Allí fue inventada. Su producción es de reconocimiento internacional. Por eso el nombre Champagne-Ardenne. Interesante saber que la región Champagne-Ardenne provee de becas de manutención a estudiantes, éstas incluyen una subvención para textos escolares.

Las salas de profesores de ambos liceos están dotadas con modernas salas de computadores, donde los escáner e impresoras son utilizados sin ningún reparo monetario. Disponen de dos y hasta de tres fotocopiadoras para que cada docente haga uso de ellas sin pagar un solo céntimo de euro. También disponen de máquinas de café, cada tinto cuesta 40 céntimos de euro, es decir, algo más de mil pesos locombianos; nada que ver con el tintico gratis que Arledys prepara y sirve con una sonrisa fresca.

Los CDI (Centros de Documentación e Información), biblioteca escolar para nosotros, están dotados de gran variedad de material bibliográfico y fílmico; revistas, periódicos, etc.; dispuestos al servicio de los estudiantes; de igual manera recursos informáticos que incluyen internet con acceso gratuito y la posibilidad de utilizar dispositivos como impresoras y fotocopiadoras también gratuitamente. Cada aula está dotada con video beam, proyectores y demás recursos tecnológicos y didácticos.

Los estudiantes no están obligados a portar uniforme en ningún grado de la educación básica ni secundaria. Las alumnas pueden ir maquilladas como quieran, los estudiantes pueden llevar el cabello como mejor les parezca. Los símbolos religiosos dentro de cualquier institución educativa están prohibidos, así como sus expresiones litúrgicas. Francia es un Estado laico, al igual que el colombiano, con la diferencia que el nuestro lo es solo en el papel. Aunque el estado francés dispone de muchos recursos para estudiantes, también es uno de los más exigentes en materia de exámenes, de evaluaciones. Desde los nueve y diez años de edad niñas y niños deben presentar pruebas nacionales muy exigentes que marcan su futuro, pues su carrera profesional depende del registro académico obtenido desde la primaria hasta el baccalauréat o bachillerato. El título que da el baccalauréat, al finalizar el liceo, solo puede ser otorgado a quienes hayan presentado y aprobado una prueba nacional, no sin antes haber presentado y aprobado otra prueba, también nacional, llamada el Brevet, que se lleva a cabo finalizando el ciclo básico, es decir, al final de lo que para nosotros sería el grado octavo-noveno.

En resumen, podría decir que el sistema escolar francés es uno de los más exigentes con sus alumnos en términos de exámenes nacionales. A pesar de ello, Francia no mejora el rendimiento de sus estudiantes en pruebas internacionales como PISA, a la cual Colombia se ha presentado en las dos últimas ediciones con resultados, para muchos, preocupantes.

Ahora que debo terminar mis estudios aquí en Oporto, empiezo a enterarme de cómo funciona el sistema escolar portugués. Lo cual podré contar a mi regreso. Solo me resta decir que gracias a esta experiencia he podido corroborar la gran cantidad de gente valiosa en Latinoamérica, sus calidades y capacidades excepcionales. Además, tanto eurocentrismo y anglocentrismo no son tan recomendables para la cabeza y el corazón, como muchos creen.


domingo, 27 de febrero de 2011

Praxa Academica na Universidade do Porto

Algo de la cultura universitaria de la Universidad de Oporto. Ser caloiro es ser primíparo universitario.

martes, 15 de febrero de 2011

Entrando a Oporto durante San Valentín

Por Ryanair llegué a Oporto desde Beauvais el domingo 13 a las cero horas. Digo llegamos porque viajé con Alina, otra compañera y amiga del máster. El cambio de temperatura se notó claramente. Oporto es más caliente que Reims. Tomamos el metro y fuimos hasta la estación Trindade. Nos esperaban Leila, Luciana y Boris. No caminamos mucho para llegar a la residencia de Leila. El recibimiento no pudo ser mejor con cervecita preta (negra) Super Bock, hace un año que no la tomaba y volver a degustarla era un privilegio casi sagrado. 

El domingo nos esperaba la Ribeira, un buen restaurante a orilla del Duoro y unas buenas botellas de vino de Oporto. Volver a Oporto ha sido increíble, no solo comparando la temperatura sino los precios de Reims. En uno de los shopping cerca de la residencia Novais Barbosa es posible conseguir un almuerzo con bastante arroz, frijol, chorizo, carne, ensalada, papa frita, sopa de verduras y lata de gaseosa o botella de cerveza por tan solo 6€. Algo increíble en comparación con Reims donde por el mismo precio es imposible conseguir algo digno de comer. 

El lunes 14 de febrero, día de San Valentín, lo que sería en locombia día del amor y la amistad, hice mi ingreso a la residencia universitaria Novais Barbosa de la Universidade do Porto. Boris me ayudó con una de las maletas, en total dos: la de mano y la grande de 20 kilos, nada mejor que andar liviano de peso en contraste con la mayoría de las compañeras del máster que casi siempre andan con una colección de maletas de más de treinta kilos. 

Esta vez me han instalado en la habitación 405 del Bloque B. Una habitación mucho más pequeña que la anterior y que la de Reims, pero obviamente más acogedora que ésta última. Tengo vista a la facultad de Letras y a parte del río Duero. El closet en madera de un solo cuerpo hace parte del empotrado completo de la biblioteca y el escritorio. He dado un vistazo al piso y por ahora considero que mis vecinos son bien calmados, no se sienten para nada. Creo que no hay ningún latinoamericano, algo hasta ventajoso porque éste semestre será de solo trabajo y mucha disciplina. Aunque con la racha que me persigue dudo que demore en encontrar a alguien con quien armar la fiesta, por ahora aprovecharé para retomar algunas cosas de mi trabajo de investigación, de leer y de escribir un poco. 

lunes, 7 de febrero de 2011

Último lunes en Reims

Con Iliana
Aún no empiezo a hacer las maletas. Regreso el sábado a Oporto y cierta parsimonia me persigue durante éstos últimos días. Pienso desprenderme de más de una cosa para hacer liviana la maleta. He comenzado también con los trámites de cancelación de la cuenta bancaria francesa. Aunque no del todo es definitiva la partida, lo más seguro es que deba regresar en tres meses y de paso afinar estrategias con mi director de investigación, solo espero que no hayan cambios definitivos. Mañana es mi última entrevista en el liceo M. Chagall, luego entonces tendré listo mi reporte o primer informe de stage. 

Gégé dueño de Le Tram's
Ha sido un día inusual. Digo inusual porque a ésta altura del año Reims se ha visto cobijada por catorce grados de temperatura, un cielo con limpísimo tapiz azul y un sol desbordante. El tiempo parece haberse vuelto loco, hace un año, cuando apenas llegaba a la ciudad sacra, un manto blanco cubría todo lo habido y por haber. Hemos aprovechado con Iliana, quien ya se encuentra en Reims, para hacer algunos trámites y disfrutar del sol sobre la Place d’Erlon que alborota a los franceses quienes se lanzan desbaratadamente a las afueras de cada café, de cada restaurante o bar para alentarse un café o un par de cervezas acompañados de sus gafas de sol, su cigarrillo, la quijada apuntando hacia arriba, del lugar donde proviene su más exquisita compañía: la luz del astro rey que al parecer ha decidido adelantarse contra pronósticos. 
Con Gégé, dueño de Le Tram's
Encontrarnos casualmente con Luca y Angélica. Dos cervezas de más. Leffe oscura. Regresarnos y antes de llegar a casa entrar al bar de Gégé, Le Tram’s. Saludarnos efusivamente y comentarle que abandono Francia el próximo sábado. Palabras que vienen y van entre risas y bromas casi siempre ininteligibles para mí. Una, dos fotos para el recuerdo y otras cervezas, luego el famoso HACHÉ NORMAL, que muy bien conozco y que sé distinguir a distancias metafísicas. Salir bien mangés, intentar dormir y de vuelta el insomnio picoteándome los ojos, pellizcándome los dejos y alborotándome el alien que llevo dentro, es decir, estremeciéndome las tripas.

Con Angélica
Qué extrañaré de Reims? Su cultura? Sus hermosas mujeres? Su academia? Su universidad? Los cursos en el IUFM (Instituto Universitario Formador de Maestros)? La residencia universitaria? El Marché Plus? La Place d’Erlon? Su organizado sistema de transporte? No. NA. Ninguna de las Anteriores. Además de los vinos franceses, extrañaré su gente. Obviamente no a todos, pero sí a algunos. Es extraño decirlo pero hice más amigos lugareños en Reims que en Oporto, pues los amigos que hice en la ciudad portense ninguno era portugués, o al menos no lo recuerdo. Es extraño porque realmente los portugueses son gente abierta, amables y más dados al trato que los remois. 
Luca Bavini

Ya es de madrugada, hay pan, agua y frutas, pura comida pa' pájaros. En fin, c’est la vie!

martes, 1 de febrero de 2011

Un año completico

Hace un año que estoy en Reims. Llegué un martes 2 de febrero. Nunca pensé en la posibilidad de llegar a una ciudad francesa como ésta, cubierta de tanta historia y que a pesar de ello conserva un estilo lóbrego de pueblo, un pueblo con mucha historia habitado actualmente por menos de doscientos mil habitantes (183.837 según la wikipedia). Ubicada a 130 kilómetros de París fue la ciudad de los reyes franceses durante el medioevo. En su catedral Notre Dame de Reims Clovis o Clodoveo I, primer rey francés católico, se hizo bautizar por St. Rémi (San Remigio, en español), obispo de Reims, como muestra de la nueva alianza entre la iglesia católica y el pueblo francés. En adelante, los reyes franceses se dirigían a Reims para ser coronados por el sacerdote u obispo de turno reafirmando la alianza divina entre el imperio francés y la iglesia romana. De ahí deriva su nombre de ciudad sacra o ciudad de los reyes. El origen de Reims es interesante, existe la leyenda de que Remo, uno de los fundadores de Roma, luego de matar a su hermano Rómulo, huye a ésta tierra y funda la ciudad, dándole el nombre en su propio honor. En ésta ciudad nace el famoso pedagogo Juan Bautista de la Salle en el año de 1651, muy recordado en locombia por centros de educación básica, secundaria y superior. Reims es también famosa por sus viñedos, su champaña y obviamente las cavas de champaña que como Pommery, Veuve Clicquot, Demoiselle y otras, le han dado un prestigio nacional e internacional a la ciudad sacra. Uno de sus sitios más visitados es la Place d’Erlon, una franja peatonal donde se encuentran restaurantes, almacenes de ropa, calzado, joyerías y sitios de compra sofisticados, además de los famosos cafés franceses que en verano abren sus terrazas y alojan a infinidad de turistas y remoises (genitilicio de los nacidos en Reims) ávidos de sol y de sus pequeñas y caras tasas de café. Puedes pagar por un pequeño café alrededor de dos euros aproximadamente.

Las maletas empiezan a desempolvarse. La ropa a llenarles la barriga. Se hace inventario y el balance es positivo. Aunque creo que Reims es como una novia fea, la cual de tanto insistir nos obliga extrañarla, pero jamás a recomendarla. Esto no quiere decir que no sea de visita casi obligatoria cuando se viene a Francia, sino que para gente proveniente del trópico, acostumbrada a las altas temperaturas, al jolgorio y a la bulla, no sería un sitio muy amable para vivir. Es una ciudad demasiado tranquila que no me ha dejado indiferente, a la cual le debo agradecer su acogida. He entregado las llaves de mi habitación B205 de la Résidence Charbonneaux a Mme. Corinne, la secretaria. Se ha despedido de mí con una sorprendente emotividad. He notado sinceridad en sus palabras y en sus gestos. Esta gente, si bien al principio son cerrados al trato, al final terminan abriéndose completamente y si te aceptan te conviertes en beneficiario de su más amigable trato.

sábado, 29 de enero de 2011

Sitios interesantes

Se acerca la hora de partir y dejar la ciudad de los reyes, como es considerada Reims debido a su vínculo histórico con la monarquía francesa del medioevo. Quedan cosas interesantes que le hacían contrapeso al frío remoise. La brasserie Le Tram, que a menudo frecuentaba, propiedad de un francés bastante amable y bonachón quien se interesaba por atender a sus clientes muy amablemente y en un juego de bromas que convertían el lugar en un sitio cálido para tomarse un café o beber un par de cervezas siempre en la compañía de Cindy, su pequeña perra tuerta. De vez en cuando lo encontraba subido de copas y le salía el orgullo familiar de contar con tres hijos que entre los tres sumaban casi todas las lenguas del mundo, hablaba de su formación y de su doctorado en finanzas, de su gusto por la cocina francesa y de su aprecio por un éste locombiano que un día le había dado a probar de comer hormigas culonas santandereanas. Siempre emotivo, muy pocas veces reservado o huraño. Con la capacidad de hacer reír sin importar lo poco que yo entendiera de su francés. Me consideraba su amigo y de igual forma prometía visitar locombia para degustar la cultura culinaria del trópico y obviamente para volver a comer les petites bêtes rouges, o fourmis, como él les llama a las hormigas culonas.

Otro sitio que frecuentábamos era el Bakkal, lugar donde íbamos “muy de vez en cuando” a comprar algo de tomar cuando la noche se extendía tanto que no quedaba sitio alguno para ir por otra botella de vino o un poco más de cerveza. Atendida por unos turcos y de propiedad del mismo árabe que tenía ubicado frente al lugar una venta de Kebab. La primer vez que entré por algo de vino, debí pagar con mi tarjeta portuguesa, mi tarjeta francesa estaba apenas en trámite, el tipo apenas me saludó. Luego de un par de semanas regresé por unas cervezas ya portando mi tarjeta francesa, al verme dijo ah el señor portugués, yo le respondí no soy portugués soy colombiano, a lo que inmediatamente dijo ah ya un colombiano con tarjeta portuguesa, seguido le completé sí y que le viene ésta vez a pagar con tarjeta francesa amigo c’est la vie! A partir de ese momento y cada vez que íbamos entrada la madrugada por abastecimiento etílico y reconocía a A., a L., o a mí-, hacía un esfuerzo por decir algo en español tanto así que a ésta época del año el tipo ha alcanzado un nivel A1 de competencia lingüística, ya sabe dar la hora en español, saludar y despedirse correctamente, incluso ya aprendió a dar la ñapa, es decir, a regalar cositas, así sean caramelos. El dueño del Bakkal, que es el mismo del Kebab que mencionaba, es otro tipo muy amable. Recuerdo el semestre pasado cuando fuimos con L a comprar más abastecimiento y el tipo se encontraba atendiendo la caja, al ir a pagarle pudimos darnos cuenta que estaba algo prendido, nos ofrece un vaso del wiskhy que se estaba tomando comentándonos que un amigo chileno acababa de partir y que la amistad y que pitos y que flautas y que la manga del muerto; volvió a servirnos otro trago y luego de aplicarnos un carrasposo fondo blanco nos despedimos de él entonados mucho más que antes. Precisamente éste mismo año, al regresar de Granada, volvimos a recurrir al abastecimiento de siempre. Esta vez fuimos con A y al ir llegando el dueño del lugar se cruza por nuestro camino, cuando lo reconocí le dije emotivamente feliz año (bonne année) y en seguida entramos a escoger lo de casi siempre. Cuando vamos a pagar nos damos cuenta que el mismo dueño nos estaba atendiendo, sorprendidos nos fijamos que ha introducido en la bolsa del vino dos latas de cerveza: regalo de año nuevo.

Infortunadamente muy tarde hemos reparado en el VOX Café, que queda justo al lado de la residencia. Otro lugar genial. Digo genial porque desde el primer día que empezamos a frecuentar durante viernes o fines de semana del mes de enero, su dueño no ha reparado en colocarnos la música que nos gusta ni tampoco en ofrecernos o una cerveza, o un traguito, o algo de comer. Incluso durante una de esas noches, sabiendo que algunos somos locombianos y que nos gusta la salsa, nos ha sintonizado por Internet una emisora locombiana: Emisora Tropical de Colombia punto com / transmitiendo desde la República de Colombia, América del sur, para el mundo. Esa noche bailamos música vieja locombiana, hasta música de los chiches del vallenato, música que hace rato no escuchábamos. El tipo es tan amable que nos ha dicho que cuando queramos podemos llevarle música para que él pongo mientras departimos un vaso de cerveza y nos animamos a bailar. Vuelvo y repito, infortunadamente ahora que estamos a punto de dejar Reims es que hemos reparado en ese sitio, un año casi completo y nunca a mí se me había ocurrido entrar allí, qué lastima!

jueves, 20 de enero de 2011

Finalizando enero

Pasar navidad y año nuevo en Granada fue muy bueno. A pesar de que también le huía a la nieve y al frío de Reims, tengo que decir que mi escapada fue casi en vano. Granada al estar cerca de una sierra nevada no deja de ser tremendamente fría en invierno y más en temporada navideña. El viento se encarga de transportarle gratuitamente el gélido aliento de la nieve de la sierra. La humedad se siente por todos lados y pareciera que algunas casas no estuviesen preparadas para afrontar éstas condiciones climáticas. Fuimos a casa de Iliana, la amiga mexicana del máster con Boris, el otro colombiano aceptado en la nueva generación del máster. Un piso algo viejo, con profundas señales de agotamiento tanto por la humedad que dejaba pasar del piso superior como por su pobre sistema de calefacción. Había que encender una especie de cocineta móvil la cual funcionaba a gas el cual al agotarse obligaba a comprar una nueva pipeta; ya ni recuerdo cuánto costaba. A veces parecía que llovía más adentro que afuera, tanto así que nos sorprendimos varias veces con el llanto del techo y las paredes, sobretodo en el baño. Dormíamos los tres en una misma habitación al  abrigo de una calefacción eléctrica que nos dejaba al otro día con la garganta lastimada por la resequedad. Las únicas maneras de paliar el frío fue metiendo tequila y cerveza, ayudados también de música y baile.
Regreso nuevamente a Francia el 3 de enero. Las prácticas en los liceos o colegios franceses me esperan además de un trabajo especial que debemos adelantar con los otros compañeros del máster, el cual consiste en ayudar en la logística de un acto acrobático con estudiantes del liceo Clémenceau. Mis prácticas se han venido llevando a cabo en los liceos M. Chagall y Clémenceau. Esto me ha permitido interactuar un poco más con la gente remois (gentilicio para las personas de Reims). A pesar de la fama que les rodea de ser personas frías y cerradas al trato, he comprobado que simplemente hay que saberles llegar. Si se le pone un poco de pimienta latina a las conversaciones y a los primeros contactos, es gente que se abre, y así no se crea, es gente que comienza a reír y a bromear sin prevención alguna. La Mme Proviseur o directora del liceo Chagall, me sorprendió con su amabilidad no sin antes dejarme saber que para todo existe un protocolo, debí contactarme con ella a través del email oficial del liceo, que mi director se comunicara con ella para luego recibir un mensaje solicitándome por escrito una carta formal con la descripción general de mi investigación así como el período de tiempo necesario y las actividades a llevar a cabo durante mi estadía, luego volver a esperar y al fin comunicarme a través de mi director de proyecto (él, también francés) que debía asistir a una entrevista con ella antes de dar su aprobación final. El día de dicha entrevista, como es normal casi en todos lados, debí esperar en la sala adjunta a su oficina, su secretaria me informó que en cualquier momento ella me atendería. Cuando la secretaria me la anunció me levanté de mi silla y me dirigí a la puerta que me daba acceso a su oficina pero la secre muy respetuosamente me detuvo y dijo que debía esperar en mi sitio, que ella, la directora del establecimiento, iba a salir hasta donde yo me encontraba. Sorprendido vi salir a una mujer menuda, de mediana estatura, muy sonriente, expresando mucha simpatía y yendo hasta donde yo estaba ubicado en la sala de espera e invitándome a seguirla hasta su oficina, es decir, hasta el lugar por donde ella acababa de salir. Luego de hablar sobre mi proyecto con ella me llevó a conocer algunas de las instalaciones más importantes del liceo y me presentó al señor documentalista, que en locombia no es nada más ni nada menos que el bibliotecario, y descubro que a las bibliotecas dentro de los liceos las llaman el CDI (Centro de Documentación e Información). Un hombre muy amable que se convirtió en mi tutor dentro del colegio o liceo mientras hacía mis prácticas y quien me informó de muchas cosas durante mi período de estadía, como por ejemplo que los aspirantes a documentalistas en los liceos deben hacer carrera para ello y presentarse a concurso como cualquier docente que aspira a ocupar vacante estatal. 

Por el lado del liceo Clémenceau, también di con la fortuna de entrar en contacto con la oficina de la vida escolar, en francés bureau de la vie scolaire, que en términos locombianos sería algo así como la coordinación de convivencia escolar, antigua coordinación de disciplina o prefectura escolar. La persona encargada, una francesa, no remoise, de gran calidad humana. El primer día que la conocí en su oficina me ayudó inmediatamente a seleccionar a los estudiantes que harían parte de las entrevistas así como a fijar horarios y fechas. También me colaboró contactando a los profesores que amablemente aceptaron fueran observados en clase y entrevistados luego. Siempre que iba a su oficina me recibía amablemente, me preguntaba por mi país y me invitaba a una tasa de café, que en locombia llamaríamos tintico. Por boca de ella supe que la tempestad de nieve que había caído en Reims durante la segunda semana de diciembre, no se  había presentado desde 1987, esa tarde terminaba de salir de su oficina cuando la nieve empezó a caer, como era una de mis primeras veces viendo nieve caer no tenía referencia alguna de su inusitada intensidad, así que llegué a casa, encendí mi calefacción manual de 7€, me puse pantaloneta, me quité zapatos y medias y sin camisa observé muy tropicalmente a través de la ventana cómo la nieve caía sobre Reims con unos copos que ahora considero eran demasiado grandes. 

Para esa época de frío insoportable, al entrar a la panadería o a cualquier lugar, acostumbraba a decir en francés Il fait trop chaud, en español hace demasiado calor; quien me atendía sorprendido me miraba y siempre terminaba entendiendo la broma y respondiendo de igual manera pues al escuchar en acento extranjero una aseveración tan disparatada entendían el juego de la broma y entre risa y jolgorio festejaban la tortura que yo estaba viviendo pues al interesarse por mi país de procedencia y constatar de la inexistencia de la nieve me entendían y se vanagloriaban de su resistencia física ante el declive del termómetro. 

Quise mandarme a cortar el poco mechero que me corona. Como la palabra cabello, dependiendo de su pronunciación puede confundirse con la palabra caballo en francés, intenté decirle al señor que me atendió je veux me couper la tête avec vous, el tipo soltó la risa y su semblante pasó de la rigidez a la tropicalidad mamagallística pues en castizo español le dije que quería cortarme la cabeza con él. Mientras me cortaba el mechero se interesó por saber cuál era mi país de origen y lo que yo hacía en Reims de una manera totalmente distensionada que alejaba la idea inicial que todo remois por naturaleza es frío y huraño, aunque infortunadamente las excepciones se han visto, sobretodo en el campo universitario donde una mínima parte (1-2) son renuentes a entender que como extranjeros la tenemos difícil para pronunciar perfectamente algunos sonidos franceses y recurren a su atávica egolatría gala para no solo mofarse sino demostrar superioridad y exclusión.

Enero comienza a quedarse sin pies, nuevamente es tiempo de retornar a Oporto para volver a beber cerveza negra Super Bock y obviamente mejorar mis opciones alimenticias, pues aquí en Francia además de ser cara la comida también es totalmente ajena a mis gustos. Cómo extraño la yuca, la papa, la carne oreada, el mute, la pepitoria y el cabro santanderano..... Nooooooo...... 

Estoy terminando de escribir esto mientras espero en una sala del CDI del liceo Clémenceau a dos estudiantes que por la hora considero ya no llegarán. Si bien los franceses son conocidos junto a los alemanes por su puntualidad, tengo que decir que también hay excepciones a esta regla.