Hace un mes, por fecha, me encontraba entre las tripas de un monstruo aéreo llamado Airbus y recordándolo intentaré hacer un breve recuento del fin de semana.
El sábado me estrené en la primer clase del máster: Contextualização e Profissionalização con la doctora Amélia Lopes (no se extrañen, es con “s”, no con “z”). Llevaba un pantalón oscuro y encima una especie de blusa y sobretodo a la vez, color rojo mora, la cual estaba abotonada hasta la entrepierna, descolgándose con total libertad hasta más abajo de la rodilla; debajo otra blusa blanca de manga escotada y unos pendientes que hacían juego con el sobretodo. De facciones fuertes y cabello oscuro se interesó por nosotros: Julián, Vladimir y yo, quienes éramos los únicos extranjeros de los 15 del curso que apenas empezaba. La asignatura también hace parte del máster en Psicología y Educación para los estudiantes de la Universidad de Porto como materia optativa. Ubicó mesas y sillas de tal manera que pudiésemos vernos las caras, al estilo Freire, porque así facilitaba mejor nuestra comprensión, además recomendaba a todos hablar despacio para que pudiésemos entenderlos. Fue mi primera clase en portugués y el esfuerzo que debemos hacer durante tres horas se duplica para lograr atención y comprensión de lo que se dice. Llamó mi atención el salón, dotado de un equipo de cómputo, un video beam empotrado en el techo mediante un estante metálico, además de un proyector de diapositivas. El equipo de cómputo no fue necesario pues la profe llevaba su portátil y allí despliega su presentación Power Point. Lo más importante de su clase fue la definición de PROFESIONALIZACIÓN de la acción educativa y se entiende como PROFESIÓN debido a tres ítems:
- Nivel de autonomía para decidir sobre la acción profesional.
- Autonomía con relación al Estado.
- Autores de conocimiento, se escribe sobre el qué-hacer profesional.
Teniendo en cuenta lo anterior me atrevería a decir que en locombia no existe la profesión docente, pues allí sólo somos empleados del Estado quien decide sobre el actuar docente y sobre lo que se debe impartir dentro de las aulas de clase, es más, y para vergüenza propia, el docente colombiano poco escribe sobre su propio ejercicio educativo.
Uno de los trabajos a desarrollarse durante el semestre consiste en escribir un artículo ya sea sobre una acción investigadora de campo o un ensayo que reafirme argumentativamente y muy bien documentado, el postulado teórico de algún autor en relación a la contextualización e identidad de la profesión docente. La primer idea me motiva más por cuanto veo interesante entrar a un aula de clase portuguesa, presenciar la manera como los chicos aprenden a leer y escribir, incluso el uso de las TIC’s (Tecnologías de la Información y Comunicación) por parte de los docentes dentro de su ejercicio educativo. Me he enterado que el gobierno portugués ha regalado a todos los niños y niñas del ciclo básico unas mini computadoras como herramienta para su proceso formativo.
En la tarde nos vamos de playa. Ya había salido muy decepcionado de las playas porteñas, pero lo vivido el sábado era un total y completo alivio: chicas muy sexys -no sé dónde estaban escondidas- playa espectacular, arena por doquier aunque agua demasiado helada. Con Pita y Julián conocimos unas españolas: Karla y Sayda, charlamos durante largo rato; Karla había hecho una licenciatura en traducción y comprensión de idiomas (español, alemán, inglés y portugués), estaba en Porto con recursos propios, aventurando para dominar el portugués; Sayda estaba por algunos meses, de intercambio, estudiante de arquitectura. También conocimos a unos alemanes, el nombre de la chica: Catarina quien al igual que su amigo hablaban bien el español y nos comprendían perfectamente. Ella, estudiante de derecho internacional, estaba en Porto de vacaciones y el año entrante iba a trabajar con una ONG de Derechos Humanos a Colombia. Algo muy interesante, me comentó que la ONG estaba tenía sedes en Bogotá, Medellín y Turbo. Su amigo, cuyo nombre he olvidado, es estudiante Erasmus de Física Nuclear. Los alemanes tienen una facilidad para dominar los idiomas, es algo envidiable, pues Pita también está dominando el portugués, se comunica con nosotros en algo de español e inglés. Genial!!
En la noche, ya en la residencia, tengo mi primer chasco cantinflesco. Juega Porto y Sporting, no sobra decir que en Porto juega Radamel Falcao García, colombiano. El partido va uno cero, gana Porto con gol del colombiano. Entro e intercambio impresiones con Víctor, el segurança de turno, un mancito bastante amable y con el cual nos hemos vuelto parceros. Hace notar a todo el mundo que ve el partido mi nacionalidad, por aquello del gol de Falcao, me saludan amablemente y al retirarme, por estar mirando para el televisor, me doy de narices contra la pared de vidrio. Hago el ridículo, paso de la gloria a la pena en menos de cinco minutos.... jajajajajajaja.... Me devuelvo atontado a burlarme de mí mismo con el segurança y cuando la gente comienza nuevamente a concentrarse en el partido salgo con las debidas precauciones sobándome la frente y la nariz, pues casi parto el vidrio.
El domingo amanece soleado. Me levanto y lavo la ropita. Acordamos con todos los del piso irnos de playa. Matosinhos (Matosiños) es simplemente genial. Luego del almuerzo emprendemos camino, sabemos que puede ser el último día de buen sol, de buena playa, pues se avecina el invierno y no demora en convertirse el litoral en una sola nata de leche colgante. En el autocarro recordamos que hay elecciones en locombia así como en todo Portugal, Pita nos dice que en Alemania también. Las coincidencias causan rasquiña. Un olor extraño hay dentro del autocarro, está lleno de gente muy avanzada de edad, la población porteña parece ser muy vieja, un contraste más con locombia.
Cuando llegamos a la parada del Castelo do Quiejo (Castillo del Queso) no divisamos el mar, solo una densa capa blanca que lo cubre todo, que se ha tragado el mar luego de un bostezo frío que hiela hasta las uñas. Aún así nos adentramos a la playa. Hay gente tirada por toda la playa, el número de chicas sexys se ha reducido en comparación con el día anterior. Se va el sol, desaparecen las buenas mujeres. Caminamos un rato hasta llegar casi al otro extremo junto a unos de los muelles. Nos envalentonamos con Pita, Julián y Dney. El agua está más fría que nunca, es como bañarse con el agua que cae de la bandeja del congelador de la nevera. Nuestra virilidad se metaforfosea ridículamente, casi desaparece, se invagina... jajajajajaja.....
Salimos y nos sentamos en un pequeño bar brasilero dispuesto en la playa. Samba y platos típicos. Pido una Super Bock preta (negra), es mi preferida desde que pisé suelo portugués aunque tengo que volver a tomarme una Guinness, cerveza irlandesa. Esperamos el ocaso y disfrutamos del paisaje, tomamos fotos y nos divertimos con la música carioca. Al regresar en el autocarro y presenciar el incidente entre algunos portugueses dentro del vehículo, compruebo que la politiquería se vive con la misma pasión, intensidad y brutalidad en cualquier parte del planeta. Las noticias están a todo volumen, le pregunto al chofer quién ha ganado las elecciones en Portugal y me dice que nuevamente José Sócrates. Una de las señoras que abordan el vehículo reclama -junto con su esposo- dicen que ellos han pagado el servicio de transporte y no quiere escuchar esa mierda de política, lo mismo le reclama al conductor otro señor ubicado en la parte trasera. Se acercan tanto al chofer y con tanta agresividad que por un momento llego a pensar lo van a agredir. Discuten acaloradamente. Al final el chofer decide apagar la radio pero aún los insultos no paran.
Llegamos algo tarde a la cantina para cenar. Ya está cerrada pero un estudiante portugués nos abre. La mujer que sirve decide compadecerse de nosotros y nos atiende. Es ahí cuando tenemos una discusión interesante con Rogéiro. En la mañana ha propuesto hacer un pequeño performance entre todos, la idea es llevar a la hora del almuerzo una toalla blanca a la manera de los Harry Potter pero con la intención de hacer una parodia. Ya en la mesa vuelve a proponer su idea pero yo me opongo. Argumento no ser nadie para burlarme de una costumbre extraña en un país ajeno. Me dice que él tiene la libertad de expresarse, respondo que es bien complicado saber en qué momento la libertad de expresión puede transgredir la línea del irrespeto pues yo no permitiría nunca que extranjero alguno llegara a mofarse de cualquier expresión cultural de mi tierra por muy estúpida o ridícula que a ellos pareciera. En fin, la discusión termina sin ninguno de los dos ceder y afianzándome más en mi interés de aprender más de una cultura ajena, aprender de sus contrariedades y sus diferentes matices de interpretar la vida, los cuales, por muy diferentes e inaceptables que parezcan hacen parte de su arraigo cultural que yo debo respetar. Cada uno se dirige para su cuarto, se comparten las fotos del día y se duerme como nunca.