domingo, 27 de febrero de 2011

Praxa Academica na Universidade do Porto

Algo de la cultura universitaria de la Universidad de Oporto. Ser caloiro es ser primíparo universitario.

martes, 15 de febrero de 2011

Entrando a Oporto durante San Valentín

Por Ryanair llegué a Oporto desde Beauvais el domingo 13 a las cero horas. Digo llegamos porque viajé con Alina, otra compañera y amiga del máster. El cambio de temperatura se notó claramente. Oporto es más caliente que Reims. Tomamos el metro y fuimos hasta la estación Trindade. Nos esperaban Leila, Luciana y Boris. No caminamos mucho para llegar a la residencia de Leila. El recibimiento no pudo ser mejor con cervecita preta (negra) Super Bock, hace un año que no la tomaba y volver a degustarla era un privilegio casi sagrado. 

El domingo nos esperaba la Ribeira, un buen restaurante a orilla del Duoro y unas buenas botellas de vino de Oporto. Volver a Oporto ha sido increíble, no solo comparando la temperatura sino los precios de Reims. En uno de los shopping cerca de la residencia Novais Barbosa es posible conseguir un almuerzo con bastante arroz, frijol, chorizo, carne, ensalada, papa frita, sopa de verduras y lata de gaseosa o botella de cerveza por tan solo 6€. Algo increíble en comparación con Reims donde por el mismo precio es imposible conseguir algo digno de comer. 

El lunes 14 de febrero, día de San Valentín, lo que sería en locombia día del amor y la amistad, hice mi ingreso a la residencia universitaria Novais Barbosa de la Universidade do Porto. Boris me ayudó con una de las maletas, en total dos: la de mano y la grande de 20 kilos, nada mejor que andar liviano de peso en contraste con la mayoría de las compañeras del máster que casi siempre andan con una colección de maletas de más de treinta kilos. 

Esta vez me han instalado en la habitación 405 del Bloque B. Una habitación mucho más pequeña que la anterior y que la de Reims, pero obviamente más acogedora que ésta última. Tengo vista a la facultad de Letras y a parte del río Duero. El closet en madera de un solo cuerpo hace parte del empotrado completo de la biblioteca y el escritorio. He dado un vistazo al piso y por ahora considero que mis vecinos son bien calmados, no se sienten para nada. Creo que no hay ningún latinoamericano, algo hasta ventajoso porque éste semestre será de solo trabajo y mucha disciplina. Aunque con la racha que me persigue dudo que demore en encontrar a alguien con quien armar la fiesta, por ahora aprovecharé para retomar algunas cosas de mi trabajo de investigación, de leer y de escribir un poco. 

lunes, 7 de febrero de 2011

Último lunes en Reims

Con Iliana
Aún no empiezo a hacer las maletas. Regreso el sábado a Oporto y cierta parsimonia me persigue durante éstos últimos días. Pienso desprenderme de más de una cosa para hacer liviana la maleta. He comenzado también con los trámites de cancelación de la cuenta bancaria francesa. Aunque no del todo es definitiva la partida, lo más seguro es que deba regresar en tres meses y de paso afinar estrategias con mi director de investigación, solo espero que no hayan cambios definitivos. Mañana es mi última entrevista en el liceo M. Chagall, luego entonces tendré listo mi reporte o primer informe de stage. 

Gégé dueño de Le Tram's
Ha sido un día inusual. Digo inusual porque a ésta altura del año Reims se ha visto cobijada por catorce grados de temperatura, un cielo con limpísimo tapiz azul y un sol desbordante. El tiempo parece haberse vuelto loco, hace un año, cuando apenas llegaba a la ciudad sacra, un manto blanco cubría todo lo habido y por haber. Hemos aprovechado con Iliana, quien ya se encuentra en Reims, para hacer algunos trámites y disfrutar del sol sobre la Place d’Erlon que alborota a los franceses quienes se lanzan desbaratadamente a las afueras de cada café, de cada restaurante o bar para alentarse un café o un par de cervezas acompañados de sus gafas de sol, su cigarrillo, la quijada apuntando hacia arriba, del lugar donde proviene su más exquisita compañía: la luz del astro rey que al parecer ha decidido adelantarse contra pronósticos. 
Con Gégé, dueño de Le Tram's
Encontrarnos casualmente con Luca y Angélica. Dos cervezas de más. Leffe oscura. Regresarnos y antes de llegar a casa entrar al bar de Gégé, Le Tram’s. Saludarnos efusivamente y comentarle que abandono Francia el próximo sábado. Palabras que vienen y van entre risas y bromas casi siempre ininteligibles para mí. Una, dos fotos para el recuerdo y otras cervezas, luego el famoso HACHÉ NORMAL, que muy bien conozco y que sé distinguir a distancias metafísicas. Salir bien mangés, intentar dormir y de vuelta el insomnio picoteándome los ojos, pellizcándome los dejos y alborotándome el alien que llevo dentro, es decir, estremeciéndome las tripas.

Con Angélica
Qué extrañaré de Reims? Su cultura? Sus hermosas mujeres? Su academia? Su universidad? Los cursos en el IUFM (Instituto Universitario Formador de Maestros)? La residencia universitaria? El Marché Plus? La Place d’Erlon? Su organizado sistema de transporte? No. NA. Ninguna de las Anteriores. Además de los vinos franceses, extrañaré su gente. Obviamente no a todos, pero sí a algunos. Es extraño decirlo pero hice más amigos lugareños en Reims que en Oporto, pues los amigos que hice en la ciudad portense ninguno era portugués, o al menos no lo recuerdo. Es extraño porque realmente los portugueses son gente abierta, amables y más dados al trato que los remois. 
Luca Bavini

Ya es de madrugada, hay pan, agua y frutas, pura comida pa' pájaros. En fin, c’est la vie!

martes, 1 de febrero de 2011

Un año completico

Hace un año que estoy en Reims. Llegué un martes 2 de febrero. Nunca pensé en la posibilidad de llegar a una ciudad francesa como ésta, cubierta de tanta historia y que a pesar de ello conserva un estilo lóbrego de pueblo, un pueblo con mucha historia habitado actualmente por menos de doscientos mil habitantes (183.837 según la wikipedia). Ubicada a 130 kilómetros de París fue la ciudad de los reyes franceses durante el medioevo. En su catedral Notre Dame de Reims Clovis o Clodoveo I, primer rey francés católico, se hizo bautizar por St. Rémi (San Remigio, en español), obispo de Reims, como muestra de la nueva alianza entre la iglesia católica y el pueblo francés. En adelante, los reyes franceses se dirigían a Reims para ser coronados por el sacerdote u obispo de turno reafirmando la alianza divina entre el imperio francés y la iglesia romana. De ahí deriva su nombre de ciudad sacra o ciudad de los reyes. El origen de Reims es interesante, existe la leyenda de que Remo, uno de los fundadores de Roma, luego de matar a su hermano Rómulo, huye a ésta tierra y funda la ciudad, dándole el nombre en su propio honor. En ésta ciudad nace el famoso pedagogo Juan Bautista de la Salle en el año de 1651, muy recordado en locombia por centros de educación básica, secundaria y superior. Reims es también famosa por sus viñedos, su champaña y obviamente las cavas de champaña que como Pommery, Veuve Clicquot, Demoiselle y otras, le han dado un prestigio nacional e internacional a la ciudad sacra. Uno de sus sitios más visitados es la Place d’Erlon, una franja peatonal donde se encuentran restaurantes, almacenes de ropa, calzado, joyerías y sitios de compra sofisticados, además de los famosos cafés franceses que en verano abren sus terrazas y alojan a infinidad de turistas y remoises (genitilicio de los nacidos en Reims) ávidos de sol y de sus pequeñas y caras tasas de café. Puedes pagar por un pequeño café alrededor de dos euros aproximadamente.

Las maletas empiezan a desempolvarse. La ropa a llenarles la barriga. Se hace inventario y el balance es positivo. Aunque creo que Reims es como una novia fea, la cual de tanto insistir nos obliga extrañarla, pero jamás a recomendarla. Esto no quiere decir que no sea de visita casi obligatoria cuando se viene a Francia, sino que para gente proveniente del trópico, acostumbrada a las altas temperaturas, al jolgorio y a la bulla, no sería un sitio muy amable para vivir. Es una ciudad demasiado tranquila que no me ha dejado indiferente, a la cual le debo agradecer su acogida. He entregado las llaves de mi habitación B205 de la Résidence Charbonneaux a Mme. Corinne, la secretaria. Se ha despedido de mí con una sorprendente emotividad. He notado sinceridad en sus palabras y en sus gestos. Esta gente, si bien al principio son cerrados al trato, al final terminan abriéndose completamente y si te aceptan te conviertes en beneficiario de su más amigable trato.