martes, 14 de septiembre de 2010

Entreltintero

Afortunadamente he logrado dominar el insomnio. Llevo varias noches durmiendo tranquilamente aunque a veces me despiertan mis propios ronquidos. He necesitado hacer diligencias en la Université de Reims lo que me ha obligado a estar despierto desde las ocho de la mañana. Tomar el bus es una experiencia interesante, hoy decidido llevar lentes oscuros para observar sin despertar sospechas. Me interesan los sonidos, las expresiones, los atuendos y obviamente las líneas suaves, finamente bordeando el hermoso rostro de la mujer francesa; verlas distraídas con sus teléfonos móvil o aletargadas más allá del vidrio contemplando inimaginables paisajes o memorables encuentros. Pero ésta tarde me ha llamado la atención una pareja. El hombre con sus formas desgarbadas manoteándole exageradamente a ella que con su suéter de lana rojo y llevando una bolsa en sus manos parecía incriminarlo desde una postura pasiva e inteligente de su cuerpo, diría yo. Obviamente no entendiendo nada de lo que pudieran hablar pero a fuerza de descifrar el lenguaje de sus cuerpos pudiera dictaminar una pelea de pareja: una mujer, descubriendo a su hombre en imperdonable infidelidad; un hombre, justificándose más allá de las palabras con su exagerado lenguaje gestual y sus altisonantes excusas. Él, intentando salvar la situación con besos y abrazos (algo tan común en los hombres que muchas veces resulta); ella, rechazándolo bruscamente y poniéndole el dedo índice a la altura del rostro. A decir verdad, ese man tenía cara de drogo.

Las vacaciones en locombia me han atrofiado muchos más el oído que como lo tenía antes de partir. Lo he comprobado con la mujer que me ha atendido en la oficina 3093 de la Facultad de economía, quien es la encargada de rehacer mi carnet de estudiante y a la vez con quien debo entenderme para mi re-inscripción del nuevo año académico 2010-2011. De lo que me ha dicho he creído entenderle un cuarenta por ciento. Le he puesto cara de perro con paperas pero no se ha inmutado, me ha respondido sencillamente Au revoir. Lo peor, no cojo vergüenza, si hubiese sabido que debido a esas cervezas de demás tomadas en locombia iba tener que hacer éstos trámites tras la pérdida de mi carnet estudiantil, sin pensarlo dos veces me hubiese convertido al santo evangelio de los alcohólicos anónimos, pero no, sigo en las mismas y sin cargos de conciencia o meas culpas. Ni si quiera los veinte euros que debo pagar me arrebatan de total indiferencia. Creo que haré el mínimo esfuerzo de tener que aceptarme.

Con dos días de trámites menores, que aún así no dejan de ser insoportables, se recogen cosas buenas: aprovechar el sol de las tardes, deleitar la vista con las hermosas francesas y recorrer la Place d'Erlon una y otra vez con el apendejamiento femenino de las vitrinas de ropa. No está mal entrar al café de siempre, pero ésta vez pedir une bière s'il vous plaît monsieur y degustar una deliciosa cerveza belga bien fría.

Mañana es un día especial en la región Champagne-Ardenne. Algunas compañeras me han dicho que por un sólo euro se puede viajar en el TER por toda la región. Ya veremos qué tal nos va. Por ahora no escribo más, tengo que ir a comer, así que nosvidrios.

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